
Esa sensación o más bien necesidad que tenemos todos de sentir a alguien cerca…. muy cerca, al punto de estar piel con piel, sentir sus manos paseándose por todo nuestro cuerpo, hacer que el acogedor calor que nos mantiene vivos se bombee a cada rincón…. encenderse, mejor dicho …incendiarse. Poder oler el aroma del deseo, mirarse a los ojos y ver en ellos dibujada la lujuria…. y comérsela, empezando por los labios, probándose en lenguas mudas a la espera de sacar de lo más profundo gemidos y gritos de placer, entre cuerpos agitados y estremecidos.