Amanece y el sol empieza a colgarse por encima del mar, los primeros rayos de sol traspasan las ventanas del dormitorio y se cuelan para bañar nuestros cuerpos desnudos, tendidos sobre la cama, abrazados, con el sosiego propio de después de una noche perdidos en lo prohibido. Suave despertar de los sentidos sin necesidad de abrir los ojos para vernos. Un suave deslizar de las yemas de los dedos por tu brazo, por tu espalda, por tus muslos, acariciar tu cara, tus mejillas tu nariz tus pómulos todo una y otra vez disfrutando de la seda de tu piel. Llegar a tus labios con los míos en un perezoso y deseoso despertar de los primeros besos del día, ir llenándonos la boca de miel. Ahora toca saborear suavemente tu cuerpo con los labios, desayunar en tus pechos, pasar mi muslo entre los tuyos, ya empezamos a avivar el fuego de la pasada noche sobre las brasas que nos acompañaron el resto de la madrugada. De tus pechos me voy entre tus muslos y con suaves besos despertar tu sexo empapándose poco a poco mientras suavemente te retuerces sobre las sabanas. Subiendo sobre tu cuerpo despacio hasta penetrar dentro de ti y sentirte a ti también dentro de mí y comenzar un movimiento de caderas que nos lleva a estremecer entre gemidos, abrazados en un orgasmo de placer y felicidad.
entre deseos con sentidos 